lunes, 18 de noviembre de 2024

La lectura en las aulas

Una de las competencias que deberemos de trabajar como profesoras en un futuro es la lectoescritura. Pero al centrarnos en ella nos olvidamos de la lectura como diversión u ocio, algo que se hace por placer y no por obligación o un examen. 

Como gran lectora me gustaría en el futuro transmitir mi amor por la lectura a mis estudiantes y que la disfruten tanto como yo o más. Porque no hay nada igual como un libro que te lleva a tierras lejanas donde existen los dragones, a resolver un misterio con el famoso detective Poirot o a llorar, reír o enamorarte de los personajes. 

La lectura tiene muchos beneficios para los niños y niñas. Ayuda a estimular el desarrollo del lenguaje, cuando leen cometen errores ortográficos y aprenden de ellos. Enriquece su vocabulario y de manera indirecta mejoran su capacidad de expresarse de manera oral y escrita. Mejora la atención de los estudiantes, transmite valores, ejercita el pensamiento, la imaginación y la creatividad. 

Un aspecto que debemos tener en cuenta al fomentar la lectura es la motivación. Sin ella el aprendizaje y la realización de tareas puede resultar difícil. La motivación es el motor para realizar cualquier cosa que nos propongamos y muchas veces nos olvidamos de ella. 

Desde mi perspectiva y experiencia personal, una de las cosas que suele quitar la motivación y el entusiasmo de empezar a leer un libro es la obligación de leerlo. En los colegios se obliga a los alumnos a leerse determinados libros, pero no solo eso, sino además después de leerlo a realizar una ficha sobre el autor, los personajes y la trama. Como profesores tenemos que encontrar una manera diferente para trabajar la lectoescritura dentro del aula.  

Una actividad que nos parece bastante interesante para los más pequeños es proponerles que lean un libro antes de dormir con sus padre o madre, hermano o hermana incluso con sus abuelos. Y que cuando lo terminen lo traigan a clase y presenten a todos sus compañeros el libro que han leído. ¿Qué les ha parecido el libro? ¿Qué personaje les ha gustado más? ¿Con quién lo han leído? ¿Les ha gustado leerlo con sus familiares? De esta manera no lo van a ver como una actividad obligatoria y que les toca hacer solos. 

Otra actividad que puede ayudar a fomentar la lectura y motivarla entre los alumnos más mayores es … Reescribir el final de una historia. Muchas veces al terminar un libro nos quedamos descontentos con el desarrollo de los hechos o el final de la historia. Podemos proponer a los alumnos después de leer un libro en conjunto a cambiar el final con una simple pregunta ¿Cómo les hubiese gustado que terminará el libro?. Darles rienda suelta a que escriban cualquier final aunque a nosotros nos parezca una locura. 

Para terminar vamos a proponer una lista de libros que hemos leído en algún momento de nuestra educación o por placer y que nos han gustado bastante. Si tenéis sugerencias vosotros y vosotras también dejarlo en comentarios. 

  • Adivina cuanto te quiero de Sam McBratney (a partir de un 1 año).
  • El pollo Pepe de Nick Denchfield (a partir de 1 año).
  • Mi primer libro de ciencia. El espacio (3 años).
  • Las reglas del ratoncito Pérez de Eloy Moreno (5 años).
  • El diario de Nikki de Rachel Renée Russel (10 años).
  • Princesas del Reino de la Fantasía de Tea Stilton (10 años).
  • Hoyos de Louis Sachar (12 años). 
  • Marina de Carlos Ruiz Zafón (14 años).
  • Trilogía Fuego de Joana Marcus (16 años).
  • Asesinato para principiantes de Holly Jackson (16 años).
  • Nosotros en la luna de Alice Kellen (18 años). 
  • Alas de Sangre de Rebeca Yarros (18 años). 

Y recordar nunca es tarde para empezar a leer. 

Paula Fernández

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